
En Busca de desarrollo para nuestra comunidad
¡Bienvenidos a El Barrio San Agustín!

La ciudad de Pamplona Norte de Santander se caracteriza por ser una de las ciudades más antiguas de Colombia, ya cuenta con más de 460 años de fundación, siendo gran pionera en la educación superior y el turismo, y que hoy en día es llamada como la ciudad de saber, donde la religión católica ha predominado con el pasar de los años, y se ha logrado mantener por varios siglos.
Se caracteriza por tener diferentes barrios, que guardan historias, mitos y algunas leyendas que han ido desapareciendo, donde para muchos y para las nuevas generaciones no conocen ni han llegado a saber, entre esos barrios se encuentra el Barrio san Agustín. Este barrio fue fundado aproximadamente en el año 1885, por personas luchadoras, emprendedoras, amables y comprometidas con el desarrollo de la ciudad pamplonés.
Decidiendo colocarle el nombre de San Agustín al barrio, bautizándolo con el nombre del santo, ya que algunas personas como buenos religiosos eran devotas de este santo. Y no encontraban un mejor nombre que este, para que él santo los protegiera de toda las cosas malas y los guiara en el desarrollo de esta nueva comunidad.
Un barrio que se comenzó a caracterizar por ser tranquilo, alegre, donde los niños tenían la libertad de jugar y divertirse de la mejor manera posible, sin que sus padres se llegaran a preocupar por que les llegara a suceder algo.
Con la creación del nuevo barrio no todo sería bueno, también se presentaron dificultades, uno de ellos era un canal, destapado, que presentaba un gran problema para la comunidad; porque en el empezaron a verse sucesos que marcaron al barrio.
La creación de esta comunidad se dio en épocas diferentes, con personas aferradas a la religión católica, tanto era que, las señoritas que llegaban a quedar embarazadas, buscaban la forma de deshacerse de la criatura, y el lugar en donde lo tiraban era por el canal ahí donde estaba ubicado el rio picho que bajaba por el sector.
En el pequeño riachuelo empezaron a suceder sucesos que atemorizaban a todas las personas que se acercaban a este lugar, se comenzaron a escuchar voces, gritos, y ver a una mujer desesperada dando gritos, buscando a toda las pequeñas criaturas que algunas mujeres desalmadas y temerosas arrojaron a sus pequeños al arroyo.
Tanto fue el temor y el miedo que no se atrevían a salir a las calles en la profundidad de la noche, y las mujeres que arrojaban las criaturas a la pequeña corriente no volvieron a hacerlo, algunos habitantes de esta comunidad cuentan que cuando escuchaban gritos y llantos a lo lejos era porque estaba cerca y cuando los escuchaban cerca era porque se encontraba lejos, a causa de estos acontecimientos algunas personas enloquecieron al ver y escuchar a esta misteriosa mujer, que la llamaron la gritona.
Después que se acabó con el problema de la gritona, surgieron nuevos mitos, dentro de estos se originó uno, el cual se escuchaba un caballo corriendo, que se acercaba a las ventanas de las casas, en especial en las de las familias que tenían mayores problemas, y comenzaba a resoplar.
Siendo tan crítica la situación que se vivía en el barrio, el presidente de la junta de acción comunal tuvo que buscar la forma para que taparan el riachuelo y así acabar de un todo con el problema, aunque quedó muy feo el camino, el siguiente presidente de la Junta de Acción Comunal, vio la necesidad de mandar a empedrar las calles, y mejoraran un poco la situación.
En el año de 1953 llego una fábrica llamada Baldosines Amatistas, estilo micro empresa que le daba trabajo a más de 20 o 30 personas del barrio, brindándoles seguro de salud, el dueño de la empresa el señor Alfredo Bustos era uno de los cofundadores de la junta de acción comunal.
A comienzos del años de 1965, los habitantes ven la necesidad de darle buena imagen al barrio, preocupándose por todo las problemáticas que tenía este.
Con el pasar de los años fue necesario pavimentar las calles, y con ayuda de todo los habitantes del barrio y el presidente de la ójunta de acción comunal, gestionaron y lograron la pavimentación, así en el año de 1968 se logró hacer la avenida; la que hoy conocemos como avenida Celestino, algunos andenes eran muy anchos que dejaron un espacio para que se sembraran algo de prado y flores.
La alegría del barrio San Agustín fue muy grande, ya que habían logrado lo que tanto se necesitaba y se quería, tanto que lo celebraron, y la secretaría de obras públicas de ese entonces Carmenza Duque fue la encargada de hacer el homenaje, e inauguró las calles con la cortada de cinta.
En los últimos años se han logrado elaborar algunos pasajes, de donde antes eran antiguas casas viejas, uno de eso es el pasaje la Concepción, donde antes quedaba una antigua casa vieja, donde vivía una señora que se portaba muy mal con la comunidad, y los habitantes del sector no la quería, por lo que le toco marcharse y abandonar el barrio, esta era una gran casa con solar donde cultivaban de todo un poco, pero de dos años atrás arreglaron eso, y construyeron el pasaje la Concepción.
CONJUNTO CERRADO CAMPO AMOR
Dentro de la historia del barrio San Agustín se tiene la historia del Conjunto Cerrado Campo Amor, que antiguamente era una Casa Quinta, de una familia apellido Parra, oriundos de la Ciudad, pero con el paso de los años las hermanas del colegio Rosario la necesitarían y serían las nuevas propietarios de este gran inmueble.
Para el año de 1979 a las Hermanas del Rosario les harían un gran propuesta que no desaprovecharía para vender la gran casa al doctor Javier Jordán Peñaranda, pero este no dejaría pasar mucho para venderla al municipio; para que así se crear una gran urbanización, acabando con la finca y creando lotes que se convertiría en lo que hoy se conoce como Campo Amor; en la actualidad lo único que existe de la gran Casa Quinta es la gran casa vieja, que los años no le han pasado en vano.
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